Hoy os mostramos un establecimiento de venta de donuts en Chicago con un reducido horario de apertura: el tiempo que tarda en acabar con sus existencias. Y ésta se convierte en la mejor forma de incrementar el atractivo del producto, la sensación de exclusividad en su posesión, de que tienes que estar ahí en el momento en que sale a la venta para no perdértelo. Una buena fórmula de promoción, que unido sin duda a una magnífica calidad de producto, provoca cada día enormes colas en este comercio que cierra sus puertas apenas dos horas después de abrirlas.
El factor psicológico parece clave en este modelo, que utiliza la misma fórmula que una discoteca con derecho de admisión: solo los afortunados pueden cruzar sus puertas, y son pocas las plazas disponibles, lo que nos lleva a hacer horas de cola por ese momento de gloria. De igual manera, The Doughnut Vault provoca un sentimiento de exclusividad entre aquéllos que consiguen hacerse con sus rosquillas, y la sensación de urgencia y necesidad: “si no estoy y me lo pierdo nunca lo voy a poder disfrutar”.
Además, cada día de la semana tiene una especialidad, que The Doughnut Vault publica unos días antes en su blog, para que los clientes sepan de antemano cuáles serán los especiales de los próximos días…y qué se van a perder si no van.
El periodo de venta y espera se convierte además en toda una fiesta algunos días, al contar con la animación facilitada por bandas de música.
Aquí tenéis un video que recoge qué pasa un día de venta, concretamente el pasado 15 de mayo, un día lluvioso y a 13º de temperatura: una hora antes de la apertura ya había cola, la venta finalizó en 2 horas y media, y se vendieron un total de 1.192 donuts. ¿No está mal verdad?
Doughnut Vault Timelapse from Mark Pallman on Vimeo.
Fuente: Springwise
Página web: The Doughnut Vault