La artista madrileña Raquel Rodrigo está detrás de este bonito proyecto de arte que fusiona el bordado en punto de cruz con la arquitectura. El resultado no puede gustarnos más.
Ya son numerosas las ciudades en las que se pueden ver sus artísticas intervenciones con resultado primaveral, fresco y divertido: Valencia, Fanzara (Castellón), Madrid, Salamanca, Zaragoza, Buñol (Valencia)… Incluso internacionales como Londres, Bristol, Milan y Qatar.
Este singular proyecto de bordar paredes comienza en 2013, cuando Raquel, tras estudiar Bellas Artes y formarse en Madrid, vuelve a Valencia para centrarse en esta bonita aventura que tantas alegrías le está dando.
Raquel se ha propuesto hacer del mundo en el que vivimos un poco más bonito y atractivo y el punto de cruz parece un buen compañero de viaje. Tan solo necesita malla de alambre y cuerdas gruesas de colores para crear delicadas formas y jugar con los espacios dándoles una apariencia única y espectacular.
Una de las ventajas de este trabajo manual es que permite adaptarse a cada fachada, edificio o escaparate y dar más visibilidad a determinadas zonas según interese.
Sin duda, es una forma de arte urbano que no habíamos visto antes, que fusiona a la perfección tradición y modernidad, y que nos encanta.
Se pueden seguir sus mágicas intervenciones a través de su perfil de Instagram.