Es curioso ver cómo van transformándose estéticamente las ciudades con el paso de los años. En muchos casos, además, no somos realmente conscientes de dicha evolución pero, afortunadamente, hay proyectos artísticos y curiosos como este que nos convierte en testigos de excepción del cambio sorprendente de la vida comercial, en este caso de Nueva York. Una obra nostálgica, a la vez que sorprendente, que sabe comunicar la esencia de los comercios de barrio y capturan el espíritu de vecindad y familiaridad encarnada una vez por este tipo de establecimientos.
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